LA PRINCESA PROMETIDA * * *
Director: Rob Reiner
Artistas: Cary Elwes, Robin Wright, Mandy Patinkin, Chris Sarandon, Wallace Shawn, André the Giant, Fred Savage, Peter Falk, Billy Crystal, Carol Kane, Peter Cook, Mel Smith, Anne Dyson.
País: USA
Año: 1987
Contenido: OK, apta para todos los públicos.
Argumento
Un anciano (Peter Falk) visita a su nieto enfermo (Fred Savage) con la intención de leerle una novela que lleva consigo como era su costumbre con sus hijos cuando estos se enfermaban. El muchacho se muestra molesto ya que no le parece atractiva la idea de oír un «aburrido» libro y menos de boca de su abuelo, con quien no desea pasar su tiempo; aun así el anciano hace oídos sordos a las protestas y prometiéndo que la historia le gustará comienza la narración de un libro titulado The Princess Bride:
La bella Buttercup (Robin Wright Penn) vive en una granja del país llamado Florin. A ella le gusta molestar a Westley (Cary Elwes), su mozo de caballerizas, pidiéndole que realice trabajos para ella; él solo contesta «Como desees» a todo lo que ella pide; sin embargo, con el tiempo Buttercup se va dando cuenta que estas palabras realmente significan «Te amo» y corresponde a su amor.
Westley se marcha a hacer fortuna para poder casarse con ella, prometiendo volver, pero su barco es atacado por el temible pirata Roberts, un sanguinario pirata que es famoso por su inmortalidad, ser un maestro con la espada, su astucia sobrehumana y por no hacer prisioneros. Creyendo que Westley ha muerto, Buttercup, tras algunos años, acepta casarse con el príncipe Humperdinck (Chris Sarandon), heredero del trono de Florin.
Antes del día de la boda, Buttercup es raptada por un estrafalario trío de proscritos: el diminuto genio siciliano Vizzini (Wallace Shawn), el experto espadachín español Íñigo Montoya (Mandy Patinkin) y el enorme y fuerte luchador turco Fezzik (André el Gigante), quienes fueron contratados por un desconocido para iniciar una guerra entre Florin y el reino vecino, simulando que estos raptaron a la joven y la asesinaron.
Mientras huyen son seguidos por un hombre enmascarado y vestido de negro, quien los persigue por el mar hasta los Acantilados de la Locura, donde Íñigo Montoya se detiene para enfrentarlo en un combate de esgrima; aunque primero deciden descansar para que sea un duelo justo, aprovechando así Iñigo de explicarle que se hizo espadachín para vengarse de un hombre con seis dedos en una mano, quien mató a su padre y desfiguró su cara, para lo cual se ha preparado desde su niñez con la espada. Tras esto, deciden comenzar un duelo donde ambos muestran una habilidad extraordinaria; finalmente el hombre misterioso vence, pero deja vivo al español, admirado por su habilidad y sentido del honor.
Vizzini, al darse cuenta que Íñigo ha fracasado, deja atrás a Fezzik, ordenándole emboscarlo y matarlo; Fezzik no se siente cómodo con un método tan deshonesto, por lo que reta al hombre a una pelea de puños y, aunque Fezzik tiene ventaja por su enorme cuerpo y fuerza, también es derrotado, pero no muerto. El príncipe y sus hombres, mientras tanto, rastrean de cerca a los secuestradores, llegando a los acantilados sin encontrar a nadie y posteriormente llevándose a Fezzik enrolado a la fuerza como uno de sus agentes de orden.
Por fin, el hombre enmascarado alcanza a Vizzini, que usa a Buttercup como rehén, asegurando que es incapaz de derrotarlo, ya que posee un intelecto superior al de cualquier sabio que haya vivido; ante esto el enmascarado le propone una «batalla de ingenio a muerte». Vizzini debe escoger entre dos copas de vino: la que no está envenenada y hacer beber la otra a su oponente. Tras una larga retahíla de pretenciosos razonamientos escoge una, engañando al enmascarado y cambiándolas a último momento, aun así, pierde la vida, ya que según explica posteriormente el enmascarado ambas tenían un veneno contra el cual él había desarrollado inmunidad.
El enmascarado se lleva a Buttercup en su huida del príncipe Humperdinck y ella deduce que se trata del temible pirata Roberts, este confirma la suposición y al saber por ella que Westley era una de sus víctimas reconoce recordarlo porque le habló de la mujer que amaba antes de morir, por lo mismo le recrimina a ella el desposarse con otro y opina que es mejor que el joven muriera a saber que ella lo había reemplazado tan rápido; así, Buttercup intenta deshacerse de él empujándole desde una empinada colina como venganza por la muerte de Westley. Solo después que ella le oiga gritar «Como desees», se da cuenta que se trata de su añorado amor y se lanza tras él colina abajo.
Westley le relata como el pirata Roberts atacó el barco en que viajaba Westley, pero hizo una excepción y le perdonó la vida, convirtiéndolo en su sirviente y posteriormente en su hombre de confianza. Con el tiempo le revelaría que no era el pirata Roberts original, sino alguien que, al igual que Westley, sirvió al pirata Roberts, quien finalmente le cedió el barco y el nombre. Parece ser que el verdadero y original pirata Roberts, o el más antiguo del que se sabe, llevaba más de 20 años retirado. De este modo, el nombre, barco y fama del pirata Roberts pasaron a Westley después que este estudiara, entrenara y se preparara para asumir el nombre con una nueva tripulación que lo cree el original. Tras sobrevivir ahora ambos a los tres horrores del Pantano de Fuego (el fuego burbujeante, las arenas resplandecientes y los roedores de aspecto gigantesco), son capturados por el príncipe Humperdinck y por su servidor, el amenazante conde Rugen (Christopher Guest).
Buttercup es llevada de vuelta a palacio a esperar su boda. Ahora que ella sabe que Westley está vivo, siente que es un destino peor que la muerte, el príncipe le asegura que Westley fue llevado hasta su barco y reconoce el amor entre ellos prometiendo enviar mensajeros por él, a cambio que si no llega se case con él. Sin embargo, Westley fue llevado por el conde Rugen al Foso de la Desesperación, su escondite personal para experimentos de magia y alquimia, allí es recibido por un albino (Mel Smith), con la ayuda del cual el conde lo tortura con una máquina que extrae dolorosamente la fuerza vital poco a poco. El príncipe, furioso por el amor de su prometida hacia el pirata, usa la máquina a máxima potencia y acaba con el joven.
Íñigo y Fezzik se reencuentran. El segundo le cuenta al primero lo sucedido a Westley y revela a su amigo que mientras trabajaba para las tropas del príncipe descubrió que el conde Rugen tiene seis dedos en una mano, por lo que deciden vengar la muerte del padre de Montoya e impedir el matrimonio de Buttercup y Humperdinck. Conscientes que ellos dos son incapaces de lograrlo, deciden buscar a Westley ya que al derrotar a ellos y a Vizzini en lo que cada uno era mejor (espada, fuerza e intelecto) razonan que podrá guiarlos a la victoria. Tras buscar encuentran a Westley torturado hasta la muerte por el príncipe, por lo que roban el cuerpo y buscan al Milagroso Max (Billy Crystal), un mago de la corte despedido por el príncipe Humperdinck en favor de Rugen, que afirma que Westley solo está aparentemente muerto, y lo resucita a instancias de su esposa Valerie (Carol Kane), ya que será una forma de vengarse del príncipe y porque Westley ha encontrado el amor verdadero. Con la medicina de Max, Westley despierta pero no puede mover su cuerpo, por lo que debe depender de sus compañeros para llevar a cabo un improvisado plan.
Humperdinck y Rugen, como prevención, han puesto una cantidad inimaginable de guardias y soldados para segurar el éxito de la ceremonia, sin embargo esto no se debe a su amor por la joven, sino por que desde un inicio la boda ha sido una estrategia para declarar la guerra a los vecinos de Florin, siendo en realidad el príncipe el anónimo contratante de Vizzini. Ahora su plan de respaldo implica la muerte de la joven durante su noche de bodas, fingiendo que asesinos del otro reino la atacaron tras la ceremonia.
Westley asalta el castillo fingiendo que Fezzik es Roberts, a quien gracias a un truco de Westley muestran flotando envuelto en llamas frente a los soldados y haciéndolos huir de terror ante la idea de enfrentar al pirata inmortal. Los tres acaban en el interior y Montoya encuentra y persigue al conde Rugen, quien lo apuñala a traición, pero no logra frenarlo. Paralelamente, Fezzik se enfrenta al grueso de los guardias tras ocultar a Westley en un lugar seguro. Mientras, un obispo gangoso (Peter Cook) ha casado a Humperdinck y a Buttercup, aunque sin el consentimiento de ella, ya que las contradicciones de Humperdinck le han mostrado que jamás ha buscado a Westley y posteriormente este le ha confirmado que lo ha asesinado, por lo que ella se dispone para suicidarse.
Al mismo tiempo, Íñigo se encuentra con Rugen y le dice la frase que tanto había esperado decirle: «Hola, me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre. Prepárate a morir.» Lo enfrenta, dejando que Rugen lo hiera varias veces para posteriormente él atacarlo y demostrarle que su estilo de esgrima es superior. Finalmente, lo mata y se dispone a encontrarse con sus camaradas.
En el último momento, Westley, quien logró llegar por sí solo a los aposentos reales, evita que Buttercup se suicide y le explica que su matrimonio no es válido al haber omitido la parte de la ceremonia donde ella debía decir «acepto»; al ser encarado por el príncipe, el joven lo intimida solo con sus palabras y hace que se rinda a pesar de no tener fuerzas para sostenerse en pie, sin embargo perdona la vida del príncipe, ya que prefiere que viva en la vergüenza.
Tras esto se encuentran con Íñigo y posteriormente con Fezzik, quien ha robado los cuatro mejores corceles blancos del príncipe para huir; al estilo de los clásicos cuentos de hadas, el grupo cabalga hacia la puesta de sol sobre caballos blancos. Posteriormente, llegan a la costa, donde los espera el navío de Roberts, sin embargo, el deseo de Westley es no separarse de Buttercup, por lo que ofrece a Íñigo el sucederlo como el pirata Roberts mientras él puede quedarse en tierra y vivir con ella.
Tras acabar la narración por parte de su abuelo el muchacho se muestra encantado por la historia y por la compañía de su abuelo, de quienes ha mejorado mucho su opinión y admiración. Por ello, tras acabar y oír al anciano despedirse, le pide que regrese al día siguiente a leer para él, a lo que él responde «Como desees».
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